Vamos a sumergirnos en el corazón del Empordà, bajo el cielo soleado del pueblo de Corçà, donde Blanca y Chris celebraron su historia de amor en los majestuosos jardines del Castell de Caramany. Esta pareja es una mezcla medio catalana (ella), y medio inglesa (el). Por lo que su gran boda en el Castell de Caramany destiló elegancia, moda y es-ti-la-zo a partes iguales. Recoge tu pase VIP y sígueme, que te lo cuento en palabras, y te lo enseño en imágenes:
Amor internacional en una boda en el Castell de Caramany
El glamour del Castell de Caramany:
Lo primero que te habrá llamado la atención es que esta boda se celebró en un castillo antiguo con su jardín de estilo francés. ¡Eso es el Castell de Caramany! El lugar perfecto que eligieron Blanca y Chris para la celebración de su boda.
La mañana de la boda arranco con los preparativos en el castillo. Blanca, una chica con mucho gusto y un estilo muy propio, no dudó que su boda tenía que ser una extensión más de sí misma. Así que después de recibir su maquillaje, se vistió para lucir un vestido de la firma Jesus Peiró. Algo con lo que dejó a todos con la boca abierta. Un look elegante y atemporal que dejaba claro que esta boda iba a ser todo menos aburrida.
Chris por su parte se preparó junto a un par de amigos y familiares en la biblioteca del castillo. Su estilo y porte ingleses son sinónimo de sobriedad y elegancia.
La union del amor entre culturas
La zona de la ceremonia se preparó con mucho mimo y detalle, aunque no se recargó con mucha decoración. Se optó por montaje bajo con flores blancas que rodeaba por la espalda a la pareja. Que eligió el punto central de los jardines del castillo para situar el epicentro del evento. Dejando así la silueta del castillo de Caramany de fondo para que los invitados tuvieran unas vistas privilegiadas del evento. A cada lado del pasillo central del jardín, se organizaron las sillas en disposición concéntrica a la pareja. Por lo que una vez más se cumple la formula de lugar bonito y bien cuidado + decoración sencilla pero bien pensada = a acierto asegurado!
Los invitados fueron llegando y a la par que los nervios de Blanca subían al llegar la hora de inicio. Todo el mundo ocupó su lugar esperando la entrada de la novia. Que nos sorprendió llegando en un viejo jeep en color turquesa.
Parlamentos, votos y declaraciones que concluyeron con el momento del intercambio de los anillos. Un momento que traspasó fronteras y sirvió para unir lo mejor de la cultura catalana y la inglesa.
Cocktail y comida
Mientras Blanca y Chris se dedicaban un rato para ellos dos durante las fotos de pareja, los invitados empezaron a probar las delicias del catering. En paralelo, se terminó de dar los últimos retoques a la decoración del comedor. Qué fue pensada y cuidada al detalle como no podía ser de otro modo. Se mantuvieron los tonos crudos, combinados con las texturas de unas hojas de olivo y el verde de los centros de mesa. También destacaba el color dorado de la pequeña botellita de aceite con la que obsequiaron a los invitados. Un producto local, del territorio catalán y de gran calidad.
Se desató la fiesta antes de tiempo!
Los parlamentos entre platos, las miradas de complicidad y los regalos sorpresa fueron la tónica durante la comida. Hasta el punto que llegados al momento del pastel, los diferentes grupos de amigos desataron las ganas de fiesta y empezaron una conga interminable con la pareja.
A la que pudo escapar, Blanca subió a la habitación para preparar la ultima sorpresa que nos tenia guardada… No conforme con un solo vestido, ¡optó por dos! Se transformó vistiendo un conjunto en tonos crudos y más ligero para la fiesta. Su “look” era toda una declaración de intenciones: vamos a bailar y pasarlo genial!
Desfase en el Castell de Caramany
Las fotos no mienten, la energía positiva y la alegría estaban en el aire. Como siempre digo: la actitud se nota más en las fotos que el maquillaje. Y esta fiesta es un claro ejemplo de ello: madre e hija abrazadas, bailando y pasándolo bien ¡momentos que nadie olvidará gracias a estas bonitas fotos!
Blanca y Chris nos invitaron a vivir una experiencia que hizo de su día especial algo inolvidable. Sí, hubo mucha a elegancia pero la diversión no se quedó atrás. Cuando las cosas se comparten des del corazón se nota y se recuerda.
Fotografías realizadas por Blanc Mate para Robert Marcillas