PRENOCES ARI & JOAN EN MOTO

Como fotógrafo de bodas, que haces cuando una pareja te plantea hacer un pre-boda en moto? ¡Pues les incitas todavía más!

Ellos son Ari y Joan, y ya en las conversaciones iniciales entreví la posibilidad de que estaban abiertos a hacer un reportaje pre-boda especial. Por su caracter y su pronto, estaba seguro de que de esta pareja joven sacaría algo único y bonito. ¡Como ellos!

Cuando se acercaba la fecha de las fotos, Ari me dijo que se animaban a utilizar a la vieja “Jawa” para las fotos. Este vehiculo es una antigua motocicleta que pertenece a la familia de Joan. Y si juntas una pieza clásica como esta, los alrededores de un pueblo como “Corçà” y una agradable luz de tarde del mes de Mayo, salen fotos como las de este reportaje preboda en moto

Al principio todo empezó bien. Dimos unos paseos por el pueblo aprovechando la tranquilidad de sus calles. Encontramos algunos rincones con encanto, otros con mucho verde y con texturas rústicas. Pero sin lugar a dudas, el momento estrella fue cuando decidimos ir a por la moto.

Quedamos a las afueras del pueblo y nos separamos. Lo que tenían que haber sido 5/10 minutos de espera se convirtieron en 30. Al final llegó Joan montado en la moto y Ari con el coche detrás. Su cara ya lo decía todo… La moto funcionaba a medias, pero le había costado mucho encenderla. Ley de Murphy, supongo. Decidimos buscar una zona con poco tráfico y algo apartada. 

Encontramos el sitio perfecto justo al mismo tiempo que a Joan se le apagaba la moto de golpe. Dejamos los coches apartados para que no molestaran y nos pusimos a jugar con la moto. Ya que disponíamos de ella, no quería desaprovechar la oportunidad de hacer un reportaje preboda con una moto! 
Empecé diciéndole a Joan que le iba a tocar empujar la moto mientras Ari llevaba la dirección. Dicho y hecho, a partir de ahí las fotos salieron solas. Se pusieron a jugar como dos niños pequeños con la moto. Como no molestábamos a nadie, ellos dos fueron haciendo pases mientras yo disparaba fotos des de todos los ángulos. 

Poco a poco la tarde fue pasando. Y aprovechamos los últimos rayos de luz para hacer algunas fotos más en medio de los espectaculares campos de trigo. No faltaron los bailoteos o los momentos más calmados e íntimos. 
Terminamos la sesión con algo de creatividad por mi parte. Les plantee un retrato en doble exposición fotográfica (es la foto que abre este post) y les gustó cómo sonaba mi propuesta. Muchas parejas no entienden muy bien cómo funciona este sistema, pero se sorprenden enormemente cuando veen los resultados.

Después de varios intentos de arrancar la moto, Joan pudo ponerla en marcha. Así que antes de dejar morir el motor de nuevo, dejamos que se fuera directo a casa. A mí no me quedó más que despedir a Ari y desearle mucha suerte para su boda (que puedes ver aquí).