El Covid19 nos dejo muchas ganas de fiesta, y el reportaje de hoy es un claro ejemplo de ello. Akvile y Pablo juntaron sus amigos y familia para celebrar su boda en Cortal Gran y las ruinas de Empurias, lugar de la ceremonia. Una combinación llena de historia, raíces y mucho calor. Sígueme, que te lo cuento en palabras, y te lo enseño en imágenes:
Boda en Cortal Gran y las ruinas de Empurias
Un arranque épico en las ruinas de Empurias:
La día de esta boda comenzó en Cortal Gran, donde la pareja se preparó. Akvile junto a su madre y su hermana, y Pablo junto a sus seres más queridos también. Para luego, celebrar su ceremonia en un escenario de ensueño: las místicas ruinas de Empurias.
La pareja, decidió darle un toque único a su unión, eligiendo este lugar lleno de historia y encanto para celebrar su ceremonia civil. Las piedras antiguas, el sol de la Costa Brava y el calor del verano en el Alt Empordà, estuvieron presentes durante toda la ceremonia. Incluso eclipsando en algún momento a la majestuosidad de las ruinas.
El testigo del verdadero fiestón: Cortal Gran
Después de la emotiva ceremonia, y de saludarse con los invitados, nos fuimos con la pareja para hacer la sesión de fotos entre las ruinas. Cabe recalcar que debido a la hora de la ceremonia, la ubicación y el momento del año… No aguantamos mucho rato bajo el sofocante sol de verano de la costa catalana. Por lo que nos trasladamos para continuar con la celebración de esta boda en Cortal Gran. Este castillo tomó el relevo a Empurias para continuar con la fiesta de la pareja recién casada. Con su arquitectura imponente y entorno privilegiado, se convirtió en el escenario perfecto para una velada llena de elegancia y alegría.
Una vez allí, Akvile y Pablo tenían escondida una moto clásica con la que hicieron su entrada por sorpresa. Los invitados dejaron de lado las conversaciones y la música para recibirlos mientras ellos entraban con sus bengalas de humo de colores mientras aceleraban. Los jardines del castillo se transformó en un festín visual, con mesas adornadas con flores exquisitas y detalles que evocaban un cuento de hadas tal y como Akvile había pedido.
Un banquete para despertar los sentidos
Después del aperitivo, las fotos de grupo y algún que otro manteo al novio y a la novia, llegó el momento de entrar a la sombra del comedor. Algo que agradecieron los invitados, que se sentaron para comer los platos principales. Los brindis resonaron en las paredes centenarias del castillo. La risa y la conversación animada llenaron el aire mientras Catering el Molí servia la comida. Hasta que llegó el momento del postre y el pastel nupcial. Dónde la pareja cortó la tarta y dieron comienzo a los juegos y sorpresas que los amigos tenían preparados para la pareja.
Una disco no apta para tímidos
La tarde avanzó y aunque los juegos duraron lo suyo… La música y el baile empezaban a llamar la atención de los invitados. Los novios inauguraron la pista con su primer baile como pareja casada, envueltos en las ultimas luces del día. A los que se les unieron los invitados con entusiasmo, creando una mezcla perfecta de buenas vibraciones. La verdad es que nadie quedó indiferente con la familia de Akvile, que aun siendo del este de Europa, fueron los reyes indiscutibles de la pista de baile.
Fotográficamente hablando, siempre he pensado que toda boda en Cortal Gran tiene una ventaja muy buena. Y es que este sitio permite bodas con mucha gente pero sin sacrificar en ningún momento su comodidad. Una muestra de esto es la zona de disco/baile. Donde todo puede estar preparado y montado sin molestar la zona de mesas para comer. Además, dado el buen clima de Sant Pere Pescador, es habitual celebrar esta parte de la fiesta al aire libre.
