Hoy quiero compartiros una experiencia memorable: la boda de Laia y Eric en Can Sabaté. Esta encantadora pareja decidió sellar su amor en un entorno mágico, rodeado de la belleza natural con la silueta de la sierra de Montserrat de fondo. Todo estuvo organizado de manera impecable por Marta, la wedding planner del equipo de Imagina Tu Boda en Barcelona.
Quieres saber cómo fue su gran día? Sígueme, que te lo cuento en palabras, y te lo enseño en imágenes:
Un día inolvidable en Can Sabaté
La boda de Laia y Eric:
La jornada comenzó temprano. Con Marta y el equipo de Imagina Tu Boda Barcelona con los preparativos y ultimando detalles en Can Sabaté para que todo saliera perfecto. Mientras, Laia y Eric se preparaba, cada uno por separado, en su casa. Rodearse de la familia fue un acierto, aunque ambos estaban impacientes por compartir este día tan especial con sus amigos más cercanos.
Ceremonia civil en los jardines de Can Sabaté
Sin duda, el momento más emocionante del día tuvo lugar durante la ceremonia en los jardines de Can Sabaté. Eric llegó temprano para recibir a todos los invitados. Laia se hizo esperar un poco, pero cuando llegó, dejó a todo el mundo sin palabras, con su ves-ti-da-zo y la naturalidad que la caracteriza a ella. Can Sabaté fue el telón de fondo ideal, ya que entre lágrimas de alegría y sonrisas de emoción, la pareja intercambió sus votos. Se prometieron amor eterno, y aplaudieron todos los parlamentos qué les hicieron. Sellando así su unión de manera inolvidable.
Después de la ceremonia, los invitados fueron recibidos en los jardines interiores de Can Sabaté para disfrutar de un exquisito banquete repartido por mesas temáticas. Cada estación era una propuesta diferente para el paladar. Mientras, la pareja de recién casados, mi cámara y yo nos fuimos a hacer los retratos de pareja aprovechando la buena luz que había en la zona de la ceremonia.
Diversión y fiesta para cerrar la boda
Después de la entrada de Laia y Eric con bengalas de humo al aperitivo, y de un buen rato comiendo y riendo, llegó el momento de sentar a los invitados y comer los platos principales. Para luego dar paso a la fiesta. La pista de baile se llenó en un abrir y cerrar de ojos. El ritmo que salía de los altavoces tomó el rumbo de la noche y el vino y los chupitos de la cena hicieron su magia para tener unas buenas fotos de fiesta.
